Últimamente el estudio de los deseos de las personas se ha convertido en el punto focal de cualquier especialista en marketing sin importar el género, la edad o el trasfondo cultural. El negocio está en encontrar cuáles son los deseos de las personas para vincular cualquier producto a la satisfacción de los mismos. O se crea un producto que pretenda (o no) satisfacer ese deseo o se acomoda la campaña publicitaria para que las personas al sentir una necesidad o un deseo vinculen la satisfacción del mismo a ese producto.
He estado investigando un poco el mundo de la moda que lentamente está creciendo en nuestro rinconcito del mundo y el deseo que más he visto que las personas intentan satisfacer a través de las prendas es sentirse únicas y debo admitir que yo misma me he encontrado envuelta cada tanto en esa telaraña. Me causa mucha tristeza pensar en esto.
Lo primero que nos debemos preguntar es ¿por qué las personas no se sienten especiales y únicas?
Desde temprana edad en nuestro entorno cultural y educativo escuchamos que todos somos un producto de la casualidad, que no tenemos razón de ser o propósito alguno. No sos especial para tus padres, ellos tienen otros problemas de los que ocuparse como sus peleas, sus trabajos, pasatiempos e inclusive algo tan trivial como un programa de televisión para nombrar algunos. No sos único para tu novi@. Es "normal" hoy en día que se tenga muchas parejas sexuales en diferentes momentos de la vida e incluso al mismo tiempo. Otras esferas podrían nombrarse, pero no quiero aburrir.
La necesidad de sentirse únicos y especiales de alguna manera está entretegida en nuestra mente, en nuestro ser emocional. Al no ser satisfecha en un entorno seguro se convierte en una debilidad a ser explotada por el primero que descubra como hacerlo y en una cultura consumista se transforma en un frenesí por conseguir las cosas que creen cubrirán esa necesidad.
Una de las razones que me impulsaron a introducirme en el mundo de la moda, era porque sentía el deseo de que toda mujer se pudiera sentir única y especial. Pretendía emplear mi capacidad creativa para de alguna forma cubrir algo de esa necesidad. Hoy me doy cuenta que pretender lograrlo mediante la moda es como tratar de atrapar el viento.
La pieza de puzzle faltante no tiene un precio. No viene en una caja. No la podés conseguir en un supermercado ni en una revista. No se encuentra en un novio o en una novia, tampoco en un padre o una madre. Lo que buscamos no se encuentra en una filosofía ni está detrás del siguiente experimento o hallazgo científico.
El secreto que todos estamos tan sedientos de escuchar es el que más estamos intentando evadir por comodidad. Lo que nos hace especiales y únicos a todos y cada uno no está en nosotros mismos, sino en la enorme y gigantesca gracia que nos fué regalada, si REGALADA. La gracia regalada a precio de sudor de sangre, muerte y resurrección. En él está la llave a la vida. Él es el camino, la verdad y la vida que buscamos.
Lately the focus of the research of anybody who specializes in marketing has been on the desires of the individuals regardless of their gender, age or cultural background. The big money is in getting to know the deep desires of the consumers as to link any product to their satisfaction. Either businesses create a product to fulfill that desire or they adjust the publicity campaign to create the illusion that the item or service they offer is directly connected to the fulfilling of that need.
I’ve been conducting my own little research in the world of fashion which lately was been growing in our tiny corner of the world. What I have found is that the desire most pursued by those who crave for designer items by far is to feel unique. I must admit that I too have found myself entangled in this spider’s web a few times. Thinking of the implications of this matter causes me much grief.
The first thing to ask ourselves is why people do not feel special and unique.
From an early age on our cultural and educational surrounding tell us we are nothing but a product of chance, that there is no reason for our existence and there is no purpose to our life. You are not special to your parents. They have other things to take care of like, for example, the fights between themselves, their jobs, hobbies and even something as trivial as a TV-show, to name just a few. You are not unique to your boyfriend or girlfriend. Nowadays it is “normal” to have many sex partners at different times or even several at a time. Other spheres could be mentioned, but my goal is not to bore.
Somehow, the need to feel unique and special is waved into our mind and our emotional being. As it is not satisfied in a safe environment it becomes a weakness capable of being exploited by whosoever finds a way to do so. In a consumer culture like ours this, then, turns into a frenzy to obtain the things believed to cover that need.
I decided to enter the world of fashion of many reasons because I wanted to make any woman feel special. My goal was to train and improve the creative abilities I had to be able to cover even a small part of that need. Today I realize that pursuit to achieve this through fashion equals to the attempt to catch the wind.
The puzzle piece which is missing does not have a price tag on it. It doesn’t come in a box. You cannot obtain it at the supermarket or in magazine. It is neither to be found in a boyfriend or a girlfriend nor a parent. What we are looking for lays not in a philosophy and it doesn’t lay behind the next scientific experiment or finding.
The secret we all yearn to hear is the one we avoid the most out of comfort. What makes us special and unique, each and every one of us, lays not inside ourselves but in the enormous and gigantic grace which has been given to us for free. Yes, AS A GIFT. The grace which did not cost us anything cost its giver sweat of blood, death and resurrection. In him lays the key to life. He is the way, the truth and the life we are all seeking.
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